Arriba, Portada del diario deportivo español Marca cuando Ayrton Senna murió: «La Fórmula perdió el UNO»
Siempre trato de ponerme en el lugar de aquella generación de gente que no vio a Ayrton Senna correr. Que disponen de «Youtube» para ver sus hazañas en pista pero obviamente, no es lo mismo. Estos jóvenes respondieron al llamado involuntario de los seguidores de Senna para incrementar la inmensa masa de seguidores de la Fórmula Uno justamente porque la muerte del tricampeón hizo voltear las miradas de quienes buscaban un norte, un deporte, un ídolo. Cuando las imágenes de la RAI Italiana retransmitían en directo la colisión, la traqueotomia, la confirmación de la muerte en Imola, era apenas el inicio de un conjunto de manifestaciones de dolor en torno a una figura que estaba allí, siendo sencillamente el mejor o al menos tratando en cada ocasión que podía. Fueron días de conmoción por las circunstancias de su muerte. Investigaciones fueron y vinieron, especulaciones de toda índole -sabotaje entre otras- y un sepelio que movilizó a aquel Brasil sumido en la pobreza, a aquello que era como un gigantesco desierto pero lleno de esperanzas. Esperanzas que Senna ayudó a mitigar con las alegrías que vehemente ofrecía.
Senna, reunía una seria de características que hacían de su figura un molde único. Vendía caro -Muy caro- su trabajo pero no se rodeaba de lujos atronadores ni de conductas estrafalarias. Por lo que se deduce amaba con pasión a las figuras féminas que le acompañaron, y era exigente en lo personal con su selecto grupo de amistades. Ante los medios se mostraba mas bien tímido, reservado. Ante los desafíos de la política y las injusticias de FISA-Balestre o comisariado era frontal, desafiante, cáustico. Frente a sus rivales era una mezcla de arrogancia y comprensión siendo Alaín Prost el depositario principal de su poderosa capacidad de concentración y combatividad. Pero bien se sabe, que Senna -Que no daba crédito a sus rivales con facilidad- tenía conciencia de que habían otros muy buenos competidores solo que cada uno, reunía características que el deploraba como por ejemplo, el intento de manipular o bien la legalidad vía política o bien dicha legalidad vía argucias técnicas y tácticas. Allí por ejemplo encajaban el Williams FW14B, aquella máquina atroz que marcaba la decepción de Senna ante el advenimiento de una tecnología extrema que suplantaba al piloto. Y también encajaba la llegada de una nueva manera de correr mas allá de Prost; El binomio Briatore-Schumacher y el Benetton Ford de dudosa legalidad.
Es muy sabido que Senna estaba en un fin de semana oscuro, muy oscuro. La muerte de Roland Ratzenberger ya era mucho. El «vuelo» de Rubens Barrichello. No solo su Williams era indominable, varios autos de la grilla lo eran. Hoy sabemos que Senna -Di Montezemolo Sic- coqueteaba con Ferrari y buscaba apoyo para la construcción de monoplazas que sin ayudas tecnológicas siguieran permitiendo el dominio del piloto por encima de la máquina. También sabemos que dejó a Ron Dennis con los crespos hechos porque el británico no accedió a pagar lo que creía valer algo que el usualmente avaro Frank Williams si accedió (Pero nadie sabe por cuanto tiempo). Senna, con dos victorias de Schumacher al hilo y un monoplaza indócil, exigía al cuerpo técnico modificaciones y evoluciones. Allí se encontraba la desgraciada decisión de tocar la suspensión con la columna de dirección incluída. Ayrton quería tener al menos una caballería capáz de entregar su excesivo concepto del límite para enfrentar a Schumacher.
Y miren que cosas: La muerte de Senna inició el reinado del alemán cuyo talento era conocido ya por Senna. Con Prost fuera de la escena, la codicia del teutón rodeada de un nuevo poder político con individuos como Briatore era para preocuparse. Por ello, el paulista ignoró la recomendación de Syd Watkins en retirarse de la Formula Uno. Senna posiblemente quería un título más. Ese de 1994 para demostrar que podía con el desafío.
¿Y si hubiese sobrevivido? Toda especulación vale. Si habría encajado en Ferrari con el equipo formado con hombres como Todt, Brawn, Byrne, Senna habría arrasado tanto y mas que Schumacher y hoy tendríamos a un monstruo de ¿10 títulos? Pero también es posible que el cortejo con Ferrari, siempre tan ortodoxa, no se hubiese materializado pues Ayrton no se habría sentido a gusto por un cúmulo de razones -Mayormente morales y éticas-.
¿Y si Senna hubiese seguido en Williams? pues los títulos de Hill y Villeneuve habrían sido para su cosecha. Cinco para igualar a Juan Manuel Fangio y quizás 1997 habría sido el momento perfecto para retirarse con las bofetadas necesarias a Schumacher en Ferrari. Quién sabe.
Con Senna, la Formula Uno en donde el piloto tenía el mando de la decisión de colocarse encima de la máquina, también murió. Nos llegó lo corporativo, el sueño de Ecclestone ayudado por la muerte de un ídolo. Sí, tenía razón Bernie que la F1 superaría esto pero también debería admitir que Senna propulsó con su marcha mortal el volcado de corporaciones llenas de dinero para llenar al deporte en una competencia de egos y pugnas de poder a niveles harto peligrosos. Es por ello, que con el ocaso de Ecclestone y los problemas financieros algunos se preguntan si será posible volver a una Formula Uno mas humilde, romántica, menos técnica. Pero como la vida misma, mientras la industria de la automoción permanezca inmiscuida y la vitrina siga siendo exponencialmente tan rica esto es poco probable. Los campeones de la era «Post» Senna han debido entregar el 70, 80, quizás 90% para titularse y trascender pero no supieron de los límites que Senna tocó. Sus corporaciones y patrocinantes se encargaron de ofrecer el bálsamo respectivo para asumir las batallas. Apellidos como Hill , Button o Villeneuve Jr tuvieron un material muy superior. Apellidos como el de Schumacher necesitan decantar cuantos títulos permanecen a un mérito real del hombre sobre la máquina -Y sobre todo tipo de argucias para ganar- Problema similar para gente como Vettel. Nos quedan entonces individuos como Hakkinen, Hamilton, Raikkonen y Alonso. Los tres primeros con mucho mérito pero circunstanciales y jamás abnegados ni centrados como Senna mientras que el ibérico dejó dudas profundas cuando reculó de Hamilton en McLaren además de las prebendas -Otra vez- que significa el respaldo de un padrino como Briatore y un apoyo corporativo como Santander.
En resumen, es por ello que Senna no es un mito ni un empecino. Es el mas grande y difícilmente su gesta estará comprendida por las nuevas generaciones. Solo algunos puñados de ellos comprenden su espectacularidad que a 20 años de su muerte, nos lleva aún a debatir y reflexionar sobre estas cosas. Y con el respeto por supuesto de grandes como Fangio, que también reconocía la grandeza de Ayrton con recíproca admiración del «Mágic». No era para menos…