A pocas horas de haber sido confirmado por cinco años más en el calendario del campeonato mundial de Fórmula Uno, Silverstone hizo sentir su valía de la mejor manera que encontró. Hubo este fin de semana de Julio de 2019 algo especial, una energía que recorrió este icónico sitio en donde nació nuestro juego de tronos del automovilismo mundial. Estaba flotante la presencia de Lauda o también la celebración de los 50 años de Sir Frank. Fue la asistencia masiva, entera, entusiasta al gran evento. Eran las entrevistas cargadas de emotividad y competencia. Se sentía la tensión que rodeaba al ícono local -Lewis Hamilton- máxime, cuando venía de sufrir junto a su equipo la primera derrota del año a manos del magnífico desenlace del Gran Premio austríaco. Por donde se viese, la escena estaba servida muy a pesar del dominio que se esperaba del equipo y volante protagonista de estos tiempos.
Y cosa curiosa: Ocurrió. Hamilton y Mercedes ganaron y a efecto de estadísticas, y de predecibilidad de resultados no hubo nada distinto a lo acostumbrado. Los sempiternos críticos de la Fórmula Uno que siquiera habrán visto la carrera no entenderán porqué el éxtasis generalizado tras un resultado esperable y además, con una gran ventaja del ganador.
La respuesta es que -A secas- hubo Fórmula Uno. Hubo sí inequidad en pista, hubo tecnología táctica y predominó el dominio del recurso por encima del talento pero ah … Hubo competencia. Competencia pura y dura. Y ganaron los mejores y figuraron los mejores con poca duda. Para convertirse en el máximo ganador de su amado hogar, Hamilton luchó desde el apagado del semáforo con determinación pura en superar a Valtteri Bottas que regresó a su alto nivel de inicio de año, ya colgando la pole del día Sábado. El reto en su casa fue tomado por Hamilton como una afrenta y la asumió con una enérgica persecución de muchas vueltas sin obtener el resultado. El finés, frío y preciso, resistió todos los embates solo para constatar que la diosa fortuna no estaría de su lado cuando salió el auto de seguridad por el despiste de Giovinazzi. Allí, la vuelta de circunstancia benefició a Hamilton que sin embargo, tomaría la oportunidad hasta el último hálito, apretando a su W10 hasta los límites y coronando su superioridad con la «desobediencia» de ingreso a boxes sobre los últimos giros y rematar con la ahora premiada «vuelta rápida» en clara señal de autoridad: Aquí mando yo.
Bottas no puede ser criticado, regresó a su promovido «cambio de actitud» e hizo el trabajo para conseguir la cúspide manteniendose además lejano de las fieras que estaban detrás: Ferrari y Red Bull en una lucha encarnizada por las migas del podio. Terminó coronando Charles Leclerc que conforme avanza la temporada va ratificando que en medio de la inestable gestión de Mattia Binotto, la decisión de ficharle ha sido acertada. El monegasco se ha determinado en una lucha sin cuartel contra su némesis Max Verstappen de quién recibió una herida aleccionadora en Austria tras una lucha que finalizó a favor del reputado holandés.
Pero esta vez, Leclerc hizo gala de una agresividad a otro nivel. Como luego declararía, entendió que las zonas de escape de la pista no pueden ser tomadas bajo la doctrina del comisariado y que había que correr riesgos superiores. El resultado fue de 6 minutos de acción pura y dura entre ambos. El RB15 que el sábado no parecía tan enemigo, volvió a encontrar un ritmo fuerte de competencia mientras la SF90 de Leclerc padecía de su estrecha ventana de rendimiento. Empleado a fondo, Leclerc mantuvo a raya a las genuinas y afinadas estrategias de Verstappen que sin embargo y por ese episodio esta vez no dieron resultado.
Pero habría más: ¿Qué hacía el tetracampeón Vettel con la Ferrari restante? Pues tras su tercera clasificación consecutiva comprometido hacia posiciones no esperables, Vettel luchó con determinación por subir al podio, hasta que un nuevo incidente en su larga cadena de eventos, le resignó no solo su intención sino además perjudicó a Verstappen cuando sobrepasado por el Red Bull, no controló la frenada y le impactó sacándole -Y sacándose- de pista excluyendose a ambos de toda opción de podio. El germano no tardó en reconocer su error y dejó una nueva impronta de incertidumbre ¿Está acabado?
Pero habrían mas cosas que destacar en este Gran Premio británico. Por ejemplo, los records de vuelta tanto de clasificación y carrera que sentaron nuevos precedentes en Silverstone, o el nuevo record de acción en boxes para Red Bull debajo de los 2 segundos. También los esfuerzos de un equipo local muy querido como lo es Mclaren consolidando su 4to lugar del campeonato en una bienvenida recuperación y detalles como la vuelta que Hamilton le diera a Sir Frank divirtiendose en un Mercedes de turismo sin que el dueño de Williams se asustara ante las peripecias que hiciese el pentacampeón y esbozando «Los frenos deben estar calientes» y sí, quizás menos calientes que los del Ford Sierra que volcó camino al aeropuerto cuando tuvo su infortunado accidente que le conminó a su condición actual. Y aún así, su aplomo persiste.
Esto ha sido Silverstone. Quizás, el mensaje de fondo, de la universalidad providencial, es que mas allá del dinero hay flema, hay adrenalina y hay compromiso. Y hay Fórmula Uno, desigual, oprobiosa, rutinaria pero también excitante, promisora, renovada e inmortal…
F1Blogprix: La otra visión. 