Archivo mensual: noviembre 2019

Hamilton y Mercedes: El genio y la lampara.

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Lewis Hamilton y Mercedes AMG F1 han alcanzado otro cetro más. Es una combinación mortifera, letal, avasallante. Es el talento y genio por parte del excéntrico inglés y la estructura llena de recursos bien administrados por la gestión de Totto Wolff. Y no, no es la primera vez que vemos esta combinación; Siempre que el mejor piloto es fichado por el mejor equipo -O al menos el equipo que está dispuesto a ponerlo todo en el asador para conseguir sus metas- hay el riesgo que ambos se retroalimenten y se magnifiquen. Ocurre justo ahora.

Si de «Plus» campeones hay que hablar, Alain Prost con sus cuatro títulos y el «chueco» Juan Manuel Fangio, fueron los dos únicos ejemplos de versatilidad y talento sin requerimiento de estruendosas estructuras orientadas a sus capacidades. Eran en definitiva otros tiempos, en el caso del argentino una muestra de arrojo, valentía, humildad y talento devastadores, en el caso del francés un nivel persistente en altura, una versatilidad a prueba en equipos disímiles y un uso técnico y táctico de sus capacidades al máximo nivel.

Pero ¿Qué se puede decir de Schumacher, Vettel y Hamilton? Que no son mejores ni peores sino simplemente distintos. Los tres trabajaron de manera árdua para conseguir victorias, se involucraron al máximo posible en los temas técnicos de sus equipos, y desataron un voraz apetito que los convirtió a cada uno a su manera, en un lider particular. Schumacher, fue un «Jefazo» perfeccionista, un guía con poco de místico y mucho de ambicioso que puso sus exigencias en el ego ferrarista y todo funcionó a la perfección tras largo tiempo madurando el plan. Vettel, le siguió la estela pues era su mentor al fin: A la guía infalible de Adrián Newey y la filosofía pulida de Red Bull Racing, no desperdició oportunidad y asestó cuatro títulos con desparpajo, mucho talento y candidez.

Pero todo cambió. Un buen día de 2013 se decidió que los V6 híbridos llegarían a la palestra. Al tiempo, el asertivo de Niki Lauda había convencido a Hamilton de abandonar su lecho paternal en McLaren, su zona de confort. El austríaco estaba convencido que Lewis valía oro. Mercedes asestó una rotunda comprensión de la nueva era de la Fórmula Uno y Hamilton ha capturado cinco de los seis títulos posibles. Se convirtió en una especie de «Rockstar» y sin tapujos vive una vida excéntrica a la vista tolerante de un equipo no precisamente «rastafari» en su imagen y que año tras año, fue creando un «dream team» donde todos son necesarios pero nadie es indispensable.

¿Significa todo lo anterior que no son pilotos que merecen lo que han conseguido y que en realidad son productos de sus equipos? De ninguna manera. Cada uno ha trabajado de manera incansable y ha decidido muy bien -Al menos mientras estuvieron en la cúspide- aliarse a una zona llena de reto, desafío e incertezas. El resultado ya lo vimos. Lewis podrá incluso igualar y quizás superar a Schumacher. Fresco, motivado e implacable en su accionar, no deja duda que es un gran fenómeno de estos (y de todos) los tiempos en Fórmula Uno. Él es el genio y Mercedes tiene la lampara para complacer sus deseos mientras siga siendo su feudo.

 

 

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