Archivo mensual: septiembre 2018

Camino al campeonato: Las esperanzas desvanecen.

Lewis Hamilton celebrates on the podium at the Singapore Grand Prix

Las esperanzas en dirimir el campeonato a final de año comienzan a desvanecer. 40 puntos son muchas unidades para que Sebastián Vettel resuelva esto a su favor. Y no, no es un deseo de que Ferrari y el germano capitulen frente a Hamilton y Mercedes. El deseo es el de la competencia, el de la rivalidad correcta y bien llevada hasta el final. El deseo es la resolución en un toma y dame de genialidades humanas que conviertan al hombre y a la máquina en una creativa masa de brillos que cambie circuito tras circuito.

De los buenos momentos que nos da 2018, Lewis Hamilton es responsable de varios de ellos. El sábado lo resolvió con otra calificación de lujo. Una demostración de superioridad e integración plena que se correspondía con sus expectativas del viernes al darse cuenta que su W09 tenía potencial. Eso, y a pesar del dominio de Red Bull en simulación de carrera alternando con Ferrari.  Y sí, aquello de que «Tengo que luchar contra mi mismo» se notó en la segunda tanda con la ida a las barreras para el tetracampeón germano.

Haber sacado una demostración en una vuelta que él mismo definió como «Mágica» fue explícito. A las mejoras hechas al monoposto plata se sumó la comodidad del portento inglés que no dudó un instante en poner en el asador todo su talento para obtener la posición de cuerda ante la atónita mirada de sus rivales, especialmente Vettel y Ferrari.

El domingo el trámite era pasar primero en la curva uno y lo demás, sería gestionarlo todo. El nerviosismo cruzó la línea hacia el paroxismo táctico en Ferrari que tras el éxito de Vettel al gestar la segunda posición antes el incómodo Verstappen, hizo una prematura detención para colocar gomas ultra blandas. El momento equívoco le hizo mezclarse en el feróz tránsito de la zona media para salir en momento clímax al lado del holandés que no cedió un milimetro retomando la segunda casilla. Hamilton y el volante de Red Bull irían por la estrategia posterior de gomas blandas que aseguraban el ritmo hasta final de carrera mientras el germano colocaba las frágiles ultra blandas pero condenado por el ritmo sostenido del piloto de Red Bull.

Estaba decidido: Hamilton controlaría todo sin contratiempos. Verstappen igualmente. Vettel se hundió con aire sucio en la tercera casilla y los pasajes de emotividad -Que solo fueron pasajes- se gestaron en la zona media en donde un hostíl Checo Pérez y un batallador Sirotkin llevaron buena parte del protagonismo, que por cierto, lo cargó Alonso con la séptima casilla liderando el pelotón medio, algo que no conseguía desde Australia. Sería como su segunda victoria en el notable segmento «Popular» de la grilla.

El esperando auto de seguridad no llegó jamás. Marina Bay fue un escenario de una clásica carrera de dominio de frontrunners y de guerra de nervios tácticas. Los murosde los equipos no tuvieron mayores sobresaltos. Hamilton ganaba a punta de factor humano y Mercedes daba otra bofetada de manual a Ferrari. Vettel, necesitará una  seguidilla de resultados óptimos ganando siempre y además un poco de mala suerte para su rival directo. No, no es imposible pero tampoco es lo que realmente se espera. Rusia aguarda. Veremos que tal transcurre.

 

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Camino al campeonato: Los pequeños detalles cuentan.

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Regresó la Fórmula Uno tras el parón vacacional. Dos Grandes Premios decididos. Dos escenarios de envergadura, míticos, con rica historia y paddocks llenos de calor y rumor. Los monoplazas que no descansaron en las factorías de ser remozados para extraer aún mas ventajas, esperaban por sus respectivos caballeros andantes para echar a rodar el remate final de un calendario que aún deja varios retos por delante.

Si alguien contraviene la lógica popular, tendría que enfrentarse a la idea masiva de que la Ferrari SF71H todavía vino mas afinada en una superioridad ya vista antes de vacaciones. Pero la adversidad en el tablero de puntos podía solo ser explicada en el pequeño detalle del factor humano al volante. Ese que en este caso, es guiado por Sebastián Vettel con la cúspide de su equívoco vista en su Gran Premio de casa, Hockenheim Ring.

Spa-Francorchamps ofreció una oportunidad que el germano no desperdició. Aunque el sábado nuevamente su archirival brilló con luz propia bajo condiciones de clima templado, el domingo Vettel atacó con seguridad y resolvió la cuestión con una Ferrari que rápidamente puso calor en sus gomas para ganar con contundencia y claridad el Gran Premio de Bélgica. Mas aún, lo significativo no fue en sí la victoria sino el «cómo» la consiguió, con fortaleza, con decisión en plena primera vuelta, con un adelantamiento inobjetable incluído para finalizar emulando a su mentor Schumacher ganando cómodamente y así pareció resarcir las heridas previas en donde los dedos índices se volcaron a su humanidad como mencionamos en Alemania.

Monza parecía entonces un botín a la vista. Con ocho años de sequía en victorias, el templo italiano de velocidad aparecía como una oportunidad de tomar venganza de los desfiles oprobiosos de la gendarmería alemana en el pasado reciente. Mas aún, había que detener el éxito de Hamilton con cuatro victorias que le colocaban a una sola de igualar a Michael Schumacher como el mas ganador. También estaba el factor sentimental con la reciente muerte del CEO Marchionne y por supuesto, una maquinaria que ya bastaba con ser denominada como la referencia y que con la demostración vista en Bélgica, tenia todo a favor para recuperar el liderazgo en los tableros de puntos.

El sábado en Monza, la Fórmula Uno asistió a uno de los mas notables espectáculos recientes en donde se mezclaron velocidad, pasión y compromiso. Kimi Raikkonen colgó una pole asombrosa que destruyó los records que ostentaba Juan Pablo Montoya en velocidad por vuelta promediada con el mejor registro. Previamente, había sido Hamilton quien lo había conseguido pero las Ferrari dieron un giro adicional y pudieron colocar sus poderosos caballos en la primera fila. El pequeño detalle es que no fue la punta de lanza -Vettel- quién estaba en pole y con Hamilton todo el fin de semana detrás por escasas décimas-milésimas, el riesgo estaba potenciado.

El éxtasis sabatino abrió entonces emociones al desafío dominical. Nadie esperaba que la primera chicana se sucediese de una manera tranquila. Las preguntas que rondaban los pensamientos de todos estaban en torno a como Ferrari triangularía el contexto. Vettel era el indicado para hacerse del liderazgo y terminar delante de Hamilton en pos del campeonato pero Kimi intentaría romper con su larga sequía personal desde 2013 y además, soliviantar los rumores que con fuerza sacudían el paddock italiano a favor de Charles Leclerc.

No fue en la primera chicana sino en la segunda, fue en la variante de La Roggia en donde Lewis que había traccionado una largada impecable, igualó su monoplaza con decisión y riesgo al de Vettel, metiendo el auto en la zona externa de la curva pero siempre correcto mientras Kimi desde la posición de cuerda se defenfía como podía. La mala suerte y la timidez del germano en la maniobra, le enganchó de la goma trasera del Mercedes dando un medio giro que acabó por enviarlo al fondo. Hamilton, lo había resuelto con la misma decisión de Sebastián en Spa, en los primeros compases de la competencia.

En adelante, la carrera quedaría signada para que Kimi Raikkonen al menos defendiese el honor ferrarista mientras Vettel remontaba desde el fondo. Pero no sería suficiente con la excelente voluntad del pragmático finlandés que entregó todo para generar una conducción nerviosa, de esas que apalean las gomas, pecado mortal en la Fórmula Uno moderna.

Desde el medio de la competencia, Raikkonen se vió atrapado por las Mercedes de Bottas y Hamilton. No tenía aire limpio y sí tenía un blistering notable en la rueda trasera izquierda, esa que lleva todo el apoyo constante en la mayor parte de la vuelta en Monza.

Mientras tanto, Hamilton mantenía un notable autocontrol. Su postre sería la consumación de su venganza la cual llegaría en el último tercio cuando solventado el esquema táctico con dos falsos amagos de detención en Mercedes, se posicionó tras la estela del finés que luchaba con las uñas conseguir la victoria. No fue posible tras otra maniobra de adelantamiento nítido, limpio y brillante en la primera chicane y hacerse del liderazgo y posterior victoria dejando en el podio a Raikkonen y al muy útil escudero en Bottas.

Son treinta dolorosos puntos a favor ahora del inglés. Las chiflas y penosas silbatinas no sirvieron ni el sábado ni el domingo para minar su resistencia y resiliencia. Hamilton abre nuevamente las opciones a un quinto campeonato y Vettel pierde otra vez porque comete los pecados en el momento justo donde se necesita temple y concentración. El enmudecimiento de la fanaticada presagia un Singapur cargado de presiones inimaginables. Mientras tanto, queda abierta cual conversación habrá y hubo entre Vettel y Ferrari cuando el teutón espetó por radio el sábado su incomodidad por la pole de Raikkonen producto de un «turno» a favor de su coequipero en la salida a pista decisiva en donde se aprovechó del «remolque» que le ofreció involuntariamente el germano.

Sí, son los pequeños grandes detalles en los que el factor humano puede saltar de la grandeza al equívoco. Y por ahora, Vettel y Hamilton están en direcciones opuestas con el líder probando que su misticismo positivo le mantiene enfocado y libre de pecados…

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